Me fascina compartir mi gusto musical, porque más de alguno se puede sentir identificado con ciertos géneros que suelo publicar. Me gusta mucho disfrutarlos, pero uno de mis pasatiempos es dar respeto y admiración total a ciertas personas, que realmente me dejan “sin palabras”.
Disfruto la música con la misma pasión de Ray Charles cuando cantaba sus preciadas melodías y recibo magia encantadora al escuchar cada ritmo de Stevie Wonder. Es que sin duda, en ellos había y hay algo muy especial, más allá de su principal característica; la ceguera.
Manifiesto mi total admiración a estos cantantes, ya que al escucharlos reflexiono constantemente; sobre todo, en aquellos días donde decaigo, dudando si he de lograr mis objetivos, queriéndolos dejar en el olvido y dedicándome a otras situaciones.
La ceguera no fue un impedimento para que ellos hicieran lo que más querían, desde muy niños lo intentaron. Con muchas dificultades, paciencia…
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