¿Qué hubiera sido de la civilización egipcia sin el Nilo? Lo más probable es que nunca hubiera llegado a ser lo que fue. Venerado como un dios, sus crecidas anuales marcaron la vida de todos aquellos que vivían en su orillas. Pero lejos de ser una vida apacible, un paraíso como nos hacen pensar las representaciones en época faraónica, la línea entre la vida y la muerte era muy fina, viviendo siempre al borde de la hambruna y con la incertidumbre del éxito o del fracaso de la cosecha, siempre pendiente de la crecida del río, el río de la vida.
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