¿QUÉ BUSCAN CON ESAS ENORMES PÉRDIDAS DE INVERSIONES Y DE PUESTOS DE TRABAJO?
Este miércoles conocíamos un dato alarmante: las alcaldías podemitas, apoyadas por el PSOE, ya han costado la pérdida de 20.000 millones de euros en inversiones y 190.000 empleos
Madrid pierde 120.000 empleos al enterrar la Operación Chamartín…
Ayer mismo la marca podemita en la capital de España, Ahora Madrid, y sus portamaletas del PSOE enterraban un proyecto que habría generado 120.000 empleos y 6.000 millones de euros en inversiones, sin costar ni un euro a los contribuyentes, pues la llamada Operación Chamartín había comprometido ese importante impulso para esa ciudad con un 100% de financiación privada. Desde el PSOE lo defendían así: “Queremos un urbanismo de izquierdas para cambiar las ciudades”. ¿Y eso en qué consiste, en hacer poblados de chabolas? ¿O quizá en abrasar fiscalmente a los ya sufridos contribuyentes para que el ayuntamiento pueda sustituir vía impuestos el astronómico volumen de las inversiones privadas que estos irresponsables han tirado por el balcón? La respuesta ya la tenemos: en sus primeros presupuestos Carmena ha disparado el gasto municipal en 1.169 millones de euros, una milmillonada que tendrán que costear los contribuyentes. Hay que recordar que Carmena empezó a subir los impuestos poco después de llegar a la alcaldía. Los efectos de los disparates podemitas en la capital ya se han empezado a hacer nota en el desempleo: por primera vez la tasa de paro en la capital ha superado a la de la Comunidad de Madrid.
… pero el podemita Errejón lo celebra eufórico
Indiferente a los perjuicios que les están provocando a los madrileños, ayer el podemita Íñigo Errejón celebraba eufórico la pérdida de esos 120.000 empleos con este tuiteo:
¿Y qué es “el urbanismo de la gente”? ¿Construir casas okupas? Ayer conocimos un dato que demuestra la clase de planteamientos económicos que sostiene Errejón, del que dicen que es el cabeza visible del sector moderado de Podemos (¿cómo será el radical?): en 2013 defendió el modelo chavista venezolano, justificando las colas bajo la premisa de que “hay más dinero disponible”. Creer que un Estado es más rico porque imprime más dinero es una simpleza sin base real, como ya expliqué aquí. El caso de la Venezuela chavista, cuyas recetas económicas sigue Podemos, demuestra a dónde nos puede llevar ese disparate.
Las fatales consecuencias del ‘exprópiese’ y de la demagogia
Recordemos que la política chavista del “exprópiese”, elogiada por Pablo Iglesias en 2013 junto al lema “orgullo comunista”, lesionó el derecho a la propiedad privada. La actuación sin límites de la clase dirigente chavista ha tenido como resultado, además, que Venezuela es a día de hoy el país con más corrupción política de América Latina. Esto ha generado una enorme inseguridad jurídica en el país y ha espantado a los inversores. ¿Quién va a arriesgar su dinero invirtiéndolo en un país donde un gobierno tremendamente corrupto te puede quitar tu comercio y tu empresa cuando le dé la gana? Paralelamente, el gobierno chavista intentaba comprar el favor de la gente a base de subsidios, eso que algunos resumen en la expresión “todo gratis”, como si nadie tuviese que pagarlo. El resultado fue un gasto público totalmente desbocado y que se ha financiado, en gran medida, a base de créditos. Esto, unido a la caída de los precios del petróleo, una gran fuente de riqueza natural que el chavismo ha dilapidado, disparó la deuda pública venezolana. Ya lo había advertido Margaret Thatcher: “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás.”La solución chavista al endeudamiento fue imprimir dinero de forma indiscriminada, convirtiendo el bolívar en una moneda-basura. Se disparó la inflación y con ella llegó el desabastecimiento. A día de hoy, el hambre y la desesperación ya han dado lugar a saqueos.
La siniestra tesis leninista oculta tras esos disparates: ‘cuanto peor, mejor’
Hay que señalar que esto ha pasado en Venezuela con el asesoramiento de dirigentes de Podemos, los mismos que ahora aspiran a dirigir la economía española desde el poder si ganan las próximas Elecciones Generales del 26 de junio. No obstante, no deberían engañarse quienes piensan que las recetas económicas de Podemos se deben a la ignorancia o a la estupidez. Los dirigentes de la formación morada podrán ser personas sin escrúpulos y dispuestas a lo que sea para hacerse con el poder y perpetuarse en él, pero saben muy bien lo que hacen. Son discípulos del leninismo, una de cuyas tesis está sintetizada en tres palabras: “cuanto peor, mejor”. Cuanto peor le vaya al pueblo, más oportunidades tienen los charlatanes populistas de ganar adeptos, pues cuanto más desesperada está la gente, más dispuesta se muestra a renunciar a parte de su libertad a cambio de bienestar, aunque ese bienestar sólo sea una promesa tan formidable como irrealizable. Lenin ya defendió el uso de hambrunas con fines políticos en 1891, señalando que el hambre “destruye no solamente la fe en el Zar, también en Dios”. En una carta al Politburó el 19 de marzo de 1922, el dictador comunista demostró su absoluta falta de escrúpulos al manifestar lo siguiente: “solamente la desesperación generada por el hambre puede acarrear una actitud benévola, o al menos neutra, de las masas hacia nosotros.“
“Mientras el pueblo es más pobre es más leal al proyecto revolucionario”
El chavismo venezolano tiene muy presente esa tesis leninista. En septiembre de 2014 el gobernador chavista del estado venezolano de Aragua, Tareck El Aissami, reconoció sin rodeos que les beneficiaba la miseria: “Mientras uno más consigue pobreza hay más lealtad a la revolución y más amor por Chávez, mientras el pueblo es más pobre es más leal al proyecto revolucionario.” Puedes ver el vídeo aquí. El planteamiento es fácil de entender: cuanta más gente haya subsidiada y que atribuya su subsistencia al favor paternal del gobernante, más incondicionales tendrá éste, aunque el precio a pagar sean atracos fiscales, pobreza, desabastecimiento y un drástico recorte de libertades. Por lo demás, los más ignorantes aceptan más fácilmente consignas sobre malvados ataques extranjeros, que explicaciones sobre el verdadero y complejo funcionamiento de la economía. Esto lo saben y de ello se aprovechan déspotas como Maduro, que constantemente está denunciando conspiraciones extranjeras (lo mismo que aquí otros charlatanes culpan de todo a la “dictadura de los mercados” o a la Alemania de Merkel), distrayendo así a sus incondicionales de las verdaderas causas de la grave crisis que atraviesa Venezuela. A su pesar, la historia demuestra que no puede funcionar bien una economía desprovista de todo atisbo de libertad y controlada férreamente por políticos. Otra cosa es que esos políticos no tengan como meta generar una sociedad más próspera, sino someterla a sus dictados ideológicos cueste lo que cueste.
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