No es la historia del Lazarillo de Tormes, pero sí es la historia de un ciego y un pícaro.
El pícaro
La fotografía de la izquierda, no es del local al que nos referiremos, pero podéis imaginarlo así y no andaréis muy desencaminados.
Si el ciego representaba a un bar cutre pero agradable, un bar “de pueblo” a las afueras de la ciudad, el pícaro representa todo lo contrario: un local de élite en una de las partes más caras y con más movimiento de la ciudad.
No es que se filtre a la gente en la entrada, el local es por supuesto un local para todo el que quiera ir. Pero no es menos verdad que es lugar de encuentro del famoseo cuando está de visita en la ciudad. Tampoco falta entre su clientela la realeza. Tiene una decoración con muy buen gusto y con un tema principal que no…
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