Originalmente publicado en El cántaro del Aguador:
Permítanme ustedes que tome prestada parte del título de uno de los Editoriales del ABC de hoy para iniciar mi entrada.
Titula el rotativo y digital: «La tragedia siria no cabe en una foto». Desde luego que no. Los miles de destinos truncados en el país de origen corren como gallinas sin cabeza —pero con instinto de supervivencia— hacia Europa y no caben en la foto. La foto del niño muerto, Aylan, ha dado la vuelta al mundo. Tiempo suficiente para que los biempensantes se escandalicen y digan: «¡¡Oooooohhh!! ¡¡Qué horror!!». Acabada la vuelta al mundo, como diría Mahler,
Die Predigt hat g’fallen
Sie bleiben wie alle.
Y a otra cosa. Eso sí: a diferencia de otras veces, no he visto salir a la calle gente con pancartas del estilo «Todos somos Aylan» (se conoce que la cosa se agotó con los charlies y los excaliburs
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