No es la historia de Rambo, pero comenzó de la misma manera: un soldado herido y hecho prisionero en combate, esclavizado y torturado durante cinco largos años que tras su retorno a casa, recibe insultos por parte de aquellos que no habían vivido la batalla y que no podían comprender la gloria de sus heridas o de su aspecto envejecido.
Estando bien instruido en las letras, este soldado decidió escribir una respuesta a los insultos recibidos:
“Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. Si mis heridas no resplandecen en los ojos de quien las mira…
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