Una cosa es el discurso, otra la realidad
Y ahora hagan una simple prueba: imagínense que quien ha tenido un asistente doméstico sin contrato y sin pagarle la Seguridad Social hubiera sido un político de, por ejemplo, el Partido Popular.
¿No oyen el rasgarse de vestiduras de los podemitas ante esta explotación de un trabajador, ante este fraude? ¿No ven las caras solemnnes declarando que esa persona queda incapacitada para la función pública y pidiendo su inhabilitación inmediata?
Pues vayan esperando, porque en este caso todo serán exageraciones de la casta que ya no sabe qué hacer para frenar al pueblo. Al final resultará que estaba sin Seguridad Social porque le gustaba.
Mi querida e hipócrita España
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