Existen formas sibilinas de acallar el pensamiento disidente.
Nuestro tiempo si por algo se caracteriza es por la imposición ideológica, la eliminación – no necesariamente física – de aquel que opina distinto del pensamiento dominante. En muchos momentos estamos asistiendo a cómo, a través de la leyes, se trata de amordazar al disidente. Esta fórmula de mordaza tiene una ventaja, se conoce, se puede denunciar, se identifica.
Sin embargo, no es está la única forma de acallar al disidente. Hoy las redes sociales son un ámbito de comunicación muy importante y uno tiende a pensar que es un ámbito de libertad. Sin embargo, no lo es tanto, o al menos no para todos. Hace poco se publicó que Facebook orientaba las noticias publicadas hacia un carácter marcadamente progresista. Ahora nos enteramos que cierra, sin aviso y justificación, páginas que defienden la vida o una visión de la sexualidad acorde…
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