Entrevista a Raad Salam, doctor en Filología Árabe y Estudios Islámicos
Raad Salam nació en el seno de una familia cristiana católica una localidad al norte de Irak, cuna del terrorismo islámico, y creció en Basora, al sur del país. Él y su familia han sido víctimas de numerosas persecuciones y detenciones por su condición de cristianos en un territorio mayoritariamente musulmán. Llegó a España como asilado político en 1995 y todas estas vivencias le despertaban un enorme interés por conocer, estudiar, investigar y escribir las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Es doctor en filología árabe y estudios islámicos y ayer presentaba en León su último libro: ‘Este es el Islam’.
–¿Qué vamos a encontrar en este libro?
–Es el quinto que escribo sobre el Islam, también tengo varios sobre Cristianismo, Judaísmo, el Estado de Israel… pero en los últimos años estoy dedicado al Islam porque a mí me parece que es un tema muy importante hoy día por todo lo que está pasando en el mundo y, especialmente, este libro tiene como objetivo principal dar a conocer la verdad sobre el Islam, sin tabús, sin rodeos y sin miedo. No hace mucho hemos oído hablar de la alianza de las civilizaciones o el diálogo de las religiones y yo quiero dar a conocer si es posible el diálogo con el Islam, en mi opinión, y el libro también lo desvela, es imposible.
–¿No hay posibilidad de diálogo?
–Es imposible porque el Islam no es compatible con las otras religiones, siempre se muestra por encima de otras religiones. Además, el Islam, en sus libros sagrados, anima a los musulmanes a no hacer amistades con judíos y cristianos. Si hay una religión que se muestra por encima de otras religiones no hay posibilidad de diálogo. No significa que yo no quiera dialogar. Yo soy cristiano caldeo, he vivido con los musulmanes, he sufrido su persecución, malos tratos, han matado a mi padre, yo quiero vivir en paz con ellos, pero no significa que para vivir en paz con alguien haya que bajarse los pantalones; hay que conocerle, no pueden imponer sus ideas por encima de las mías.
–¿Qué hay que saber del Islam?
–Se habla de Islam e islamismo y no hay Islam e islamismo, el Islam es uno, está fundado sobre leyes divinas, según ellos. Hay que estudiar esas leyes y hay que hablar desde la mentalidad oriental, no occidental, porque cuando un occidental habla del Islam habla desde el concepto de la libertad, derechos humanos, democracia, consenso, amor… porque la tradición occidental es cristiana y está fundada sobre la convivencia, el amor, el perdón… y estos conceptos en Oriente no existen.
–Pero parece que todos los musulmanes sean malos…
–No. Al contrario. No, no, no, no, eso también lo digo en mi libro. Hay muchos musulmanes buenos, pero a pesar del Islam, no gracias al Islam. Además, también hay que distinguir y hay que dividir a los musulmanes en cuatro grupos. Hay musulmanes que aplican el Islam, lo practican, hacen el Ramadán, hacen la oración, pero van vestidos normal, no van las mujeres tapadas… Estos son un grupo reducido, un 10% de los 1.400-1.600 millones de musulmanes que hay en el mundo, practican el Islam y no practican la yihad, no son fanáticos. Luego, hay musulmanes que van tapadas las mujeres, aplican el Islam, son un poco más cerrados, viven en guetos… pero no aplican tampoco la yihad. Son un 60%, la mayoría hoy día. Hay por otra parte un 20% que son radicales musulmanes dispuestos a hacer la yihad, que son tantos como habitantes tiene EEUU. Y luego, entre el 5-10% son ateos y agnósticos, pasan del Islam totalmente, y de la cultura musulmana, de la religión, y todo. Lo que pasa es que hay una diferencia entre una ateo musulmán y un ateo cristiano. Un ateo cristiano pasa totalmente de la religión, no quiere saber nada de la religión, insulta el cristianismo, es lo que estamos viendo hoy día con grupos radicales de la izquierda. Un ateo musulmán, es verdad que no cree en el Corán ni en dios ni en Mahoma, pero cree en la tradición musulmana. No permite insultar a su profeta ni al Corán.
–Con Siria estamos viendo cómo miles de personas tienen que salir de su país…
–Es un proceso de migración nada limpio, es una conquista al Occidente. Es muy lamentable las imágenes que vemos en televisión, es verdad, yo soy también inmigrante, yo lo veo y lloro, pero la realidad es otra. Hay que saber quién está detrás de esta ola de migración, porque está toda financiada por Arabia Saudí y Qatar, y tenemos que saber quién está entrando en nuestra casa. Lo que quiero decir es que hay que controlar. No puede haber estos dirigentes que dicen «voy a traer mil inmigrantes», «yo aquí dos mil», pero bueno, ¿esto qué es?, es un descontrol, las cosas hay que hacerlas con cabeza, con inteligencia, hacer un campo de refugiados y ponerlos uno por uno, investigarlos, ver quién son, de dónde, para qué vienen… pero no puede ser de esta forma. Tampoco es una solución acoger 4 millones de inmigrante en una Europa que está pasando una crisis económica. ¿Cómo vas a meter 14.000 inmigrantes en España con un paro del 20-23% de paro? ¿de qué van a vivir? Ahora todo el mundo dice que hay que ayudar a los inmigrantes, pero mañana estos mismos se van a quejar de que por qué yo tengo pagar el colegio de mi hijo y este no, el comedor…
–¿Y qué solución hay para los miles de refugiados?
–La solución está allí, no aquí. Hay que hacer una asamblea grande en la que participen los países árabes y obligar a los países árabes a que solucionen el problema. Europa es un país solidario pero ¿por qué no van a tener que ser solidarios los países árabes? Arabia Saudí tiene un territorio enorme, ¿por qué no acogen a su gente? Tienen 200.000 carpas climatizadas que se usan solo una semana al año para la peregrinación, y aquí caben dos millones de personas; son musulmanes y árabes suyos, ¿por qué no los acogen y se ayudan ellos mismos económicamente.
–¿Pero hay interés por resolver esta crisis de refugiados?
–No. Al contrario, a los países árabes no les interesa y los occidentales no tienen más remedio. Todo el mundo se les está echando encima, el problema está en que hay un objetivo muy poderoso detrás de ello, es la conquista silenciosa del Islam a Europa. Europa está dormida, sólo piensa en derechos humanos, libertad y ayudar al prójimo, unos valores que no existen dentro del Islam porque si los mismos musulmanes quieren acoger a su gente, los pueden ayudar y acogerlos en su propio país.
–¿Están los centros de inteligencia españoles preparados para combatir el terrorismo yihadista?
–En España se comete un error gravísimo, son muy orgullosos y creen que lo tienen chupado por haber tenido la experiencia de ETA, y yo siempre digo que no tiene nada que ver el terrorismo de ETA con el terrorismo yihadista islámico. El de ETA es nacionalista occidental. Nacionalista, no tiene bases religiosas, y es occidental, un terrorista de ETA antes de morir busca una solución para él porque no quiere morir. Un terrorista islamista es diferente, ése viene dispuesto a morir porque va a ganar el cielo, va a ganar 72 vírgenes en el cielo, le han inculcado estas ideas en la cabeza y está dispuesto a matar a infieles. Por eso esta es una lucha muy difícil de combatir y de enfrentar. Es muy difícil de solucionar porque nos estamos enfrentando a personas que no temen por su vida, están dispuestos a hacer todo para defender su religión. Y además, todas las informaciones del CNI están basadas sobre traducciones de personas de origen árabe musulmán (marroquíes, tunecinos, argelinos, últimamente también algunos sirios…) y estas informaciones hay que tener mucho cuidado porque un musulmán nunca traiciona ni su patria ni su religión. Y luego, una mentalidad musulmana cuando escucha o analiza una cosa yihadista islámica no lo hace desde un punto de vista occidental. Por eso el centro de inteligencia tiene que cambiar un poquito el chip. Y ahora tenemos un peligro muy inminente con las elecciones porque no sabemos qué va a pasar, si entran los ‘podemitas’o el socialismo, que son tan tolerantes y tan del dialogo y la convivencia, es un peligro porque no le van a dar tanta importancia a todos estos movimientos islamistas. Hay muchísimas mezquitas dentro del país. Es muy difícil controlarlas, por eso por ahí habría que empezar. No digo que haya que sujetar la religión islámica, no digo eso, pero hay que limitar un poco las mezquitas para que se pueda controlar el radicalismo.
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