Vaya por delante decir que nada tengo en contra de los cigarrillos electrónicos. Es otra forma de fumar, también muy entretenida. Incluso he probado eso de “vapear”, aunque no tenga intención alguna de abandonar el tabaco real. Simple curiosidad. Lo encontré muy satisfactorio, algo a intercalar de vez en cuando, por qué no.
Tampoco tengo problema alguno con aquellos que prefieren “vapear” a fumar de verdad. Ninguno en absoluto. Bueno…excepto con los conversos, los marranos.
Hablábamos en la primera entrada sobre conversos de El marrano, ese personaje que fuma pero agradece la ley “antitabaco” porque “así fumo menos” y que quiere que le acepten y le toleren porque es muy “civilizado”. Y decíamos que los antitabaco nunca le aceptarían igualmente:
Para los antitabaco estarán siempre marcados, sucios, contaminados. Pero ellos no lo entienden. Quieren la palmadita en la espalda, quieren que les digan que son aceptados, que aún pertenecen…
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