Pues sí, Pablo. Es verdad. Hay miedo en mis ojos. Otros igual no lo reconocen pero a mí me acojonas. Ojo, no a tu ideología, ni a tu discurso y mucho menos a tu programa político porque respeto infinitamente a todos y cada uno de tus votantes. A mí me acojonas tú, sólo tú. Me aterroriza que un tipo así pueda siquiera mesar la melena de los leones del Congreso. Porque como sé de tu cultura, sé que conoces el cuento del Traje Nuevo del Emperador. Vas desnudo pero no se te puede decir. Aflora tu verdadera jaez cuando señalas a un periodista -ya lo hiciste con Ana Romero-, cuando cobardemente te refugias tras lo alambicado del condicional para pronunciar la palabra linchamiento; cuando afirmas sin que te tiemble la coleta que mi compañero Álvaro Carvajal en su ansia por promocionar en la empresa se inventa titulares al gusto de…
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