Les decía en la entrada anterior que todo eso era una tramoya y que desconfiaba profundamente del espectáculo de luz y sonido que se ha montado alrededor de Mario Conde y su nueva pifia. Desconfío de todo el lío que se ha montado por una razón: hay control de agenda y por tanto, el momento en que aparecen las noticias —o en que deberían aparecer y no aparecen— no es casual.
Vean ustedes este caso de los Panama Papers. De entrada, quien realizó la filtración ya sabía a quién filtraba. Filtró la información (nada menos que 40 años de historia de paraíso fiscal: un bombazo, sin más) a un diario alemán, el Süddeutsche Zeitung. Si lo hubiera filtrado a un diario español, la noticia simplemente no hubiera aparecido. Soraya, ese arácnido completamente desarrollado, hubiera mandado recao a la dirección del diario y ésta hubiera captado
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