Hacía ya algún tiempo que os había hablado de este lugar y de mi intención de dedicarle unas palabras en “mi rinconcito”. Pues bien, ya ha llegado el momento.
Desde el primer instante en el que puse un pie sobre este lugar, supe que tenía que escribir sobre él. Ya no se trata de lo bonito que pueda ser (que lo es) sino de lo tremendamente peculiar que es esta localidad granadina.
Nada más enfilar la carretera de entrada al pueblo, se ve al final de la misma la torre de su catedral (la que aparece en medio de la foto de portada de este mismo post o en la foto de abajo a la derecha), después se levanta detrás el imponente macizo de Sierra Nevada, y justo delante del enorme gigante blanco, los diminutos (en comparación) cerros de Guadix y donde se encuentran ubicadas las “casas cueva”
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