Según el origen que hayan tenido, los apellidos se dividen en: patronímicos, que son aquellos originados por un nombre propio (Álvarez de Álvaro); toponímicos, los que derivan del lugar o tierra en el cual se vivía (Gonzalo Asturias); de oficios o profesiones, derivan de la profesión u oficio que distinguía a la familia (Juan Alcalde) y de apodos, que son los que derivan de la descripción que recibía la persona o la familia asociada al apellido (Jorge Alegre).
Pues bien, la descripción casi matemática del apellido -entendido como el nombre o denominación con la cual se distingue social y civilmente a las personas, es decir, su primera y más evidente identificación- de Gabriel Rufián hace más que justicia a este tipo. Si el apellido es el nombre o denominación con la cual se distingue social y civilmente a las personas, es decir, su primera y más evidente identificación, en casos como el…
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