Una sociedad podrida en un mundo en guerra…
“Si algo nos ha enseñado la historia es que se puede matar a cualquiera.” – Michael Corleone.
Fenómenos de atracción tan extraños pero explicables como en el péndulo oscilante, donde el punto de equilibrio central es el benefactor “imantado” que sugiere un cierto orden mediante la compensación de fuerzas. Al final del siglo XX, cualquiera podría atreverse a decir que, a pesar de su poca base de sustentación, las sociedades democráticas se podían mantener sin caerse. Todos los erróneos estudios científico-sociales nos hicieron creer que el peso de las arbitrariedades, desigualdades e injusticias era igual a otro peso como el de la libertad de expresión, de libre mercado y de la justicia, en un Estado de derecho… Se llegó a creer, incluso, que una cierta sensatez, mesura y ecuanimidad en lo actos y juicios eran geniales estrategias de astucia política, prudencia gubernamental…
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