Fue en Sitges. Una cubana gigante, unos forcos en porreta subidos en una grúa, y la vergüenza del vecindario.
Los de la ANC están empeñados en ser el niño en el bautizo y la novia en la boda, pero parece que lo único que consiguen es ser el muerto en el entierro. En su obsesión por colonizar todos los ámbitos de la vida social, a algún forco se le ocurrió que lo más sería montar una procesión homosexual en Sitges para timar a los gays de la zona. Así que cogieron el dinero del Pepet y la María, colgaron una cubana en el paseo marítimo y sacaron de la guisa que ven en la foto a un puñado de forcos pidiendo el noupaís, donde al parecer tendremos espectáculos horteras de este tipo à volonté. Si Santiago Rusiñol levantara la cabeza…
La cosa no salió bien, y los vecinos de…
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