Un teatro a reventar. Unos jóvenes músicos. Un alegre pasodoble. Gaudeixin de la festa.
Eran 691. Al acabar el día sólo 67 jinetes habían llegado a la posición africana, entre ellos un puñado de aguerridos catalanes. Así lo cuenta Pérez Reverte, y así lo recuerdan sus deudos casi 100 años después: con música y fiesta.
Para alguno la fiesta es silbar y patalear; cosas del odio. Para otros, los más, es disfrutar; cosas del amor.
Dolça i alegre Espanya…
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