Originalmente publicado en VIAJES AL FONDO DEL ALSA:
– Espera, cari, no pases la página que todavía voy por la mitad.
Y ahí lo supo. Ya no era la gota gorda que hubiese colmado el vaso infinito de su paciencia, es que éste había desbordado hacía ya un par de semanas, interminables como eternas lápidas de mármol. Compatibilidad y paciencia no coordinaban nunca más, muertas ambas, yacientes en el lodazal del tedio sin luz propia.
– ¿Sabes? Se acabó. No puedo más con tu actitud, con ese buen rollo de querer estar todo el día juntos, abrazados, viendo las mismas películas, las mismas series, preparando juntos esa mierda de dieta paleo que me estás imponiendo sin que yo haya sido capaz ni de meter baza, ¡que tengo que comer cachopos a escondidas, joder ya!…
– P-pero, pero es que yo… yo pensaba que te gustaba todo eso, cari.
– ¿Gustarme? ¡Y una mierda. Hasta las putas narices ya, joder!
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