Originalmente publicado en Verdades que ofenden..:
La frase con la que titulamos esta entrada de blog fue pronunciada por Elena Ceaucescu pocos días antes de que, el 25 de diciembre de 1989, fuera ejecutada por un pelotón de fusilamiento junto a su marido, el dictador comunista Nicolae Ceaucescu. La caída de las dictaduras europeas en el este de Europa puso fin a la brutalidad represiva que la Securitate, la cruel policía política rumana, había iniciado en 1947.
Rumanía es el único país ex soviético que ha condenado oficialmente el comunismo que ha sido calificado como “ilegítimo y criminal”. Así lo hacía en 2006 el presidente Traian Basescu que en la misma comparecencia confirmaba la creación de una agencia oficial que estudiaría la represión comunista. El objetivo era hacer un listado de víctimas de la represión y cuantificar, dando nombres y apellidos, el alcance de la criminalidad comunista en ese país europeo. Las cifras que se barajaban…
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