No solo era un San Valentín más, apenas hace un día nos habíamos reconciliado de la pelea que tuvimos el 8 de febrero, ni bien despertaste me deseaste feliz día, sonreí mientras pensaba que era una tontera estar saludando por algo tan irrelevante cuando hacía solo 2 semanas que no quisiste decir nada el día de nuestro aniversario.
- Bien – pensé- tratemos de llevar la fiesta en paz, solos tu y yo, pero si me lastimas como en ti ya es costumbre ahora si te vas a enterar…
El día transcurrió tranquilo, me prometiste un regalo, salimos juntos como una familia normal, luego de cenar me comprarías el regalo, de alguna manera la ilusión que sentí con esa promesa me daba esperanzas de ser mejor y tener un buen día… pero como siempre…
- Hola ¿qué tal? – ahí estaba tu amigo y jefe con su familia, sonriendo de oreja a oreja y augurando que mi día terminaría arruinado por completo
- Bien, ahora veremos como actúa, si sigue solo con nosotros o se pone a andar de arriba abajo con su amiguito
Hice al mal tiempo buena cara, pero para mi decepción sucedió lo de siempre también, preferías a tu amiguito por encima de tu familia y lo peor es que teníamos que alojarlo en casa; tuve que aguantarme la molestia, aunque tú sabes bien que no soporto a ese pata y que tenerlo cerca me crispa los nervios.
Llego la noche y otro amigo más se unió, hicieron planes para salir a pasear, bailar, el karaoke, estuve de acuerdo en un principio, pero las horas pasaban y ustedes seguían hablando como cotorras, mi frustración aumento ya que ni siquiera tuviste la amabilidad de comprarme el regalo prometido…. Abreviando decidí no ir contigo, mi cólera ya estaba creciendo, era mejor quedarme a cuidar del bebe, con la esperanza de que no regresaras muy tarde… vanas esperanzas.
Me entretuve una hora leyendo relatos de esta página, algunos eran realmente tenebrosos, a media noche decidí dormir de una vez, él bebe ya hace horas que descansaba, me acurruque a su lado y cerré los ojos, cuando los abrí mire la hora las 2 am… ¿dónde diablos estabas que no venias hasta ahora? El insomnio se apodero de mí, y no fue solo eso, mis manos cuyas unas no había cortado hace unos días se sentían como con vida propia, unas afiladas y largas, sentía al bebe durmiendo pasivamente a mi lado, y las ansias de lastimar a mi hijo crecían, tuve que respirar y contenerme, la pobre criatura no me había hecho ningún daño.
Las horas siguieron pasando, a las 3 am te mande un mensaje al celular y solo contestaste que ya se venían.
Así como pasaban las horas aumentaba mi cólera, mi odio por ti crecía hasta el punto de verme dominada y querer maltratar al ser que más querías, nuestro hijo… no pude resistirlo mis manos cobraron vida propia, empecé por hacerle suaves arañazos en el cuerpecito el nene no despertaba, lo cual hacia que mi cólera aumentara, quería que despertara, gritase, llorase y supiera que era maltratado; mire su cuellito, que frágil! si lo apretaba un solo momento sería capaz de asfixiarlo, como disfrutaba pensando en el dolor que sentirías al volver y ver ese cuerpecito en un charco de sangre, sin una gota de vida… mi corazón se henchía de gozo al imaginar tu sufrimiento, mi ojos miraban enloquecidos de fiebre, odio, venganza…
Al fin llegaste, eran las 4 am, abriste la puerta esperando no hacer ruido para no despertarnos, mi espera fue recompensada al ver tus ojos desorbitarse mientras mirabas el charco rojo de las sabanas, de alguna manera adivinabas lo que había sucedido, me miraste con odio, yo solo sonreí, una sonrisa felina y macabra “que esperas, lánzate sobre mí, lucha!” tenía tantas ganas de lanzarme hacia ti, arañar, morder, destruir, desfogar en ti mi odio, hacer de este un San Valentín Sangriento… lo hice cual fiera me abalance a tu rostro, era inmenso el placer que sentía al desgarrar tu carne, destrozar tu rostro, sabía que eras fuerte, pero mi fuerza se veía incrementada por algo maligno, aun así me agotaba, podía perder en cualquier momento, tome tu cabeza tratando de golpearla contra algo, lo conseguí te golpee una y otra vez contra el borde de la mesita de noche, tu cabeza sonaba con cada golpe y mi ansias de sangre crecían…
Desperté… estabas acurrucado a mi lado durmiendo plácidamente, al otro lado se encontraba nuestro bebe también dormido… ya era 15 de febrero y mi San Valentín sangriento fue solo un sueño…
AUTOR: Raksha
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